Traumas de la infancia. Los golpes nunca son inocuos

Qué falsos, pero qué falsos somos. No sé si somos conscientes de ello o es que realmente nos creemos algunas de las cosas que decimos.
Me refiero a cuando hablamos de nuestro pasado, sobre todo de las cosas malas que nos ocurrieron.
- "Pues mi padre me pegó siempre que me lo merecí y aquí estoy, sin traumas ni bobadas de esas"
- "Mis profesores sí que eran duros, nos atizaban con la regla o nos lanzaban el borrador a la cabeza, y no nos hemos traumatizado ni hemos acabado en un psicólogo".
- "El acoso escolar siempre ha existido, siempre ha habido matones que abusaban de los débiles, pero no pasaba nada, así se hacían más fuertes"
- "En la mili sí que nos hacían putadas, no como ahora, pero a cambio, nos convertíamos en hombres"
- "Pega a tu hijo, que no pasa nada, que a nosotros nos pegaron de pequeños y aquí estamos", "mano dura, eso es lo que hace falta" 

Esta es la filosofía de miles de compatriotas, que relacionan la educación con los golpes, la madurez con el sufrimiento, que están convencidos de que la letra con sangre entra. Y mientras, por las noches, aún les persiguen en sueños los golpes recibidos y a veces acuden a la consulta de un psicólogo que les ayude a conciliarse con su pasado y a congraciarse con su presente.

La ansiedad, la depresión, la angustia, la soledad, el fracaso social, el fracaso familiar, son consecuencias muchas veces de aquellos golpes del pasado que algunas personas, ufanas, alardean de que fueron inocuos.
Mis profesores me trataron mal y a mí sí me provocó aquello un trauma. Sufrí acoso en la escuela y no veo de qué manera puedo extraer algo positivo de aquello. Mientras me perseguían las 2 matonas de siempre, al salir de la escuela estando en 5º de EGB, me atropelló un coche y ¿no tengo razón para sentirme mal por aquello? Nunca olvidaré a aquellos profesores ni a aquellas matonas, y a mí los golpes del pasado aún me duelen, como a todos ¿o es que no somos humanos?

Nunca recomendaré la mano dura, si no tenemos otras herramientas a nuestro alcance es que no merecemos educar ni a nuestros alumnos ni a nuestros hijos. Dediquémonos a otra cosa. Mariposa.

Aviso: Si las matonas de mi infancia leen esto por casualidad, que sepan que voy a por ellas. Recuerdo sus nombres y las busco por las redes sociales. Os encontraré y ajustaremos cuentas. 
Lagartija
Lagartija

Políticamente incorrecta. Lic. en Filosofía y CC. de la Educación. Profesora. Psicóloga. También escribo en infohispania.es

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