JUGUETES Y JUEGOS DE CALLE DE LOS AÑOS 60 Y 70



Churro, mango, mediomango, mangotero. Era un juego de niños, un poco bestia. Los de abajo lo pasaban mal, pero no se quejaban, claro. Había que aguantar el máximo de tiempo posible sin caerse.




La Rayuela. Había que ir deslizando un trozo de piedra por el dibujo del suelo, empujándolo con el pie, saltando a la pata coja. Nunca le encontré la gracia, la verdad.



Corro de la patata. Se cantaba una cancioncilla y en el estribillo todos se agachaban: "...achipé, achipé, sentadita me quedé"




 Escondite inglés. No se por qué lo del calificativo "inglés", pero era lo que se decía cuando uno se salvaba: "un, dos, tres al escondite inglés", también se podía salvar a otros: "por mí y por Paquito" Es curioso, hoy en día ya nadie se llama Paquito.





Gallinita ciega. Juego de niños pequeños o de adolescentes algo bebidos.





Chapas. Se les ponía la imagen de futbolistas o personajes televisivos. Los niños recorríamos los bares pidiendo chapas para jugar. Teníamos cientos y unas tenían más categoría que otras, en función de que fueran menos vistas. A mí siempre me gustaron la de Mirinda.


Saltar a la goma. Muy divertido y complejo en ocasiones. Se empezaba con la goma a ras de los tobillos y si la niña saltadora no se equivocaba, se iba ascendiendo hasta el cuello, para lo que debía levantar mucho las piernas y recoger la goma con ellas, haciendo filigranas. La goma, de color negro, se compraba por metros en las mercerías. Por cierto, ¿sigue habiendo mercerías?






Canicas. Era un juego más bien de niños y se jugaba en la calle, siguiendo un circuito o golpeando unas canicas con otras. Si ganabas, te las llevabas todas. Intentabas tener canicas más bonitas que tus amigos. Las había de colorines, de metal, con filigranas, etc.



 Peonza. Normalmente de madera, se hacía bailar lanzándola al suelo y luego recogiéndola con la mano, sin que dejara de girar.






 Hacer el pino. Antes nos distraíamos con cualquier cosa. Hacíamos el pino contra una pared o al aire y caminábamos o saltábamos de esa guisa. Ahora ya nadie hace el pino por la calle. Luego estaba el pino-puente, más propio de chicas, al ser ellas más flexibles.



 Jugar a las ruedas. A eso sólo se jugaba en los pueblos, porque en las ciudades, a ver de dónde sacaba uno una rueda. Se hacía carreras o se colgaban de un árbol, con una cuerda, a modo de columpio.




Saltar a la comba. Es el juego más universal e intemporal que existe.





El pincho o hinque. Con un puntiagudo trozo de metal o madera, se jugaba a clavarlo en el suelo húmedo de tierra y consistía en ir ganando terreno al enemigo. Recuerdo que, al ser un juego con cierto peligro, los niños más pequeños no podían jugar a él, aunque lo hacían a escondidas. Ese peligro y esa prohibición aumentaban el atractivo del juego. 




Juguete peligroso, si no conseguías atarlos fuerte se soltaban.... Siempre íbamos con ellos al hombro, para volver a casa patinando al salir del colegio.... No sé ni cómo nos dejaban.....






El coche de pedales. Pocos niños lo tenían, eran bastante caros y sofisticados para le época.



Triciclo y patinete, precursores de la bicicleta




Mi querida bici BH, de color azul. La de la derecha era la popular Torrot. Ambas eran el juguete más preciado por cualquier niño/a de la época.



El tirachinas, en todas sus modalidades.


Pelotas de goma. La de arriba, venía de regalo con los zapatos marca Gorila.


Con estas clásicas pelotas de goma se jugaba a tirarla contra una pared, a pasársela de unos a otros, a botarla y pasarla por debajo de la pierna, a ver quién aguantaba más, etc.










Lagartija
Lagartija

Políticamente incorrecta. Lic. en Filosofía y CC. de la Educación. Profesora. Psicóloga. También escribo en infohispania.es