Todos tenemos sueños recurrentes, sueños que periódicamente se nos presentan y que terminan siendo familiares. Cuando llevo una larga temporada sin que se me repita uno de esos sueños familiares, lo echo de menos y termino soñándolo de nuevo. En repetidas ocasiones he soñado con una calle del pueblo en el que viví de muy pequeña, aunque en esa calle no había nada significativo para mí. Pues me sueño en el interior de un pequeño comercio, al que se accede tras un peldaño y que tiene un pequeño escaparate en la parte izquierda de la entrada. Salgo del comercio y me lanzo calle abajo sobre un monopatín. No se trata de un sueño agradable ni de una pesadilla. Es un breve sueño neutro. Dura poco y no deja un recuerdo especial ni lo asocio a emoción alguna.
Esta tarde anduve trasteando con Google Maps y se me ocurrió pasear por aquel pueblo, al que hace 45 años que no voy. Gracias a Google doy paseos virtuales por el mundo entero y esta tarde me adentré por las calles desconocidas de mi pueblo, del que recuerdo muy poco.
Supongo que si alguien lee esta entrada, sabrá lo que voy a contar a partir de ahora. Es como esas novelas baratas absolutamente predecibles.
Casualmente encontré la calle de mi sueño y casualmente, también, hay una tienda como la de mi sueño. La tienda con la que llevo soñando toda mi vida e ignoro por qué. Al ver la imagen sentí un escalofrío. Voy a dejar aquí la imagen del lugar y voy a titular esta entrada "fotografía de un sueño", porque eso es exactamente. Y debo aclarar que jamás he estado en ese sitio, que sólo lo he soñado. Y existe.
Lagartija
Políticamente incorrecta. Lic. en Filosofía y CC. de la Educación. Profesora. Psicóloga. También escribo en infohispania.es
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