Amar, respetar, cuidar.



- Para vivir así no merece la pena vivir - me dice en voz baja la señora que tengo sentada a mi lado. La miro y cuando recoge mi mirada la lleva hacia donde otra mujer está sentada. Es una mujer de edad imprecisa, con grave daño neurológico. Sordomuda, deficiente, con dificultad motora. Está acompañada por otra mujer que la cuida.

- Válgame Dios, qué tormento vivir así - repite la mujer sentada a mi izquierda.

La miro y asiento. No sé si merece la pena vivir así, -pienso-, tal aseveración sólo puede realizarla quien se encuentra en esa situación. Lo malo es que normalmente las personas que están en ese estado no tienen esa capacidad de discernimiento. Puedo afirmar, eso sí, que yo no quisiera vivir así, aunque resulta tramposo insinuarlo desde mi acomodada situación. Por supuesto, que si comparo mi vida con la suya, me temo que salgo ganando, pero ignoro quién saldría ganando si fuera aquella mujer, desde su precario estado, quien pudiera hacer tal comparación.

En esos dos metros que nos separan, existen millones de matices e interpretaciones. No puedo ser juez, sobre todo porque soy parte. Me niego a opinar; toca limitarse a amar, respetar, tal vez cuidar. 

Ojalá nunca me toque estar en esa situación. Ojalá nadie llegue a opinar jamás que una vida -la mía-, no merece la pena ser vivida. Mientras tanto, amar y respetar, y tal vez cuidar. La vida sería un lugar mejor, con esas premisas.

Mi vecina de asiento se levanta finalmente y termina por alejarse de una situación que claramente la incomoda. La mujer que hay más allá me mira con unos ojos chispeantes y le guiño un ojo. Me devuelve una sonrisa enorme y al hacerlo, comprendo de golpe que a mí quien me incomodaba era la mujer sentada a mi lado.




Lagartija
Lagartija

Políticamente incorrecta. Lic. en Filosofía y CC. de la Educación. Profesora. Psicóloga. También escribo en infohispania.es

6 comentarios:

  1. Solemos presuponer que personas como la que describes no pueden ser felices en su situación, pero como bien apuntas, no somos nadie para juzgar la vida de los demás. ¿No es feliz un niño con síndrome de Down? ¿No se emociona una persona con deficiencia cuando aparece una visita inesperada llamando a la puerta?

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    1. Tienes razón en los ejemplos que citas, aunque hay otra triste realidad, en la que probablemente todos estemos de acuerdo. En algunos casos, el sufrimiento es evidente. Insoportable. Inhumano. En fin, de todo hay. Gracias por tu comentario :)

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    2. Tienes razón en los ejemplos que citas, aunque hay otra triste realidad, en la que probablemente todos estemos de acuerdo. En algunos casos, el sufrimiento es evidente. Insoportable. Inhumano. En fin, de todo hay. Gracias por tu comentario :)

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  2. Muy buena reflexión...que conduce a dos problemas:las decisiones médicas se toman en la mayoría de estos casos sin contar con el paciente...a veces se trasladan a los familiares.El otro problema es el de la esperanza de vida...la ciencia nos ha "regalado"30 años más de vida,pero ¿en qué condiciones muchas veces? la ética y la sostenibilidad del sistema cara a cara.

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  3. Muy buena reflexión...que conduce a dos problemas:las decisiones médicas se toman en la mayoría de estos casos sin contar con el paciente...a veces se trasladan a los familiares.El otro problema es el de la esperanza de vida...la ciencia nos ha "regalado"30 años más de vida,pero ¿en qué condiciones muchas veces? la ética y la sostenibilidad del sistema cara a cara.

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  4. Solo puedo añadir que, llegado el momento, ojalá consiga que la persona que haya de cuidarme tenga tu sensibilidad y tu capacidad de amar.

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