Él es capaz ahora de creer que ve, porque su memoria sigue intacta y sus ganas de atrapar el mundo entre sus manos se muestran aún con la pasión de un niño.
Es ciego y no lo sabe, ignora tan terrible pérdida, porque quien está junto a él le describe el mundo con tal exactitud, que él es capaz de verlo sin ojos, y acertar.
- Mira qué ropa tan bonita llevas hoy, esa camisa azul con cuadros verdes... ¿Te gusta?
Él se mira, sonríe y responde - Sí, me gusta mi camisa azul con cuadros verdes.
- Mira qué se ha puesto hoy Pedro, la camiseta roja de la selección de fútbol, con el escudo de España en el pecho. ¿Te gusta? - Pierde su mirada inútil en un espacio indefinido, busca dentro de sí y parece hallarlo, al responder - Yo quiero una como esa, roja, con el escudo en el pecho. ¿Me la compras?
- Vale, mañana te traigo una - respondo.
- Pero que sea como esa, - y señala con su mano el lugar donde estaba Pedro antes de salir de la habitación - Como esa que tiene puesta Pedro - añade, mirando al vacío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario