Ciego

Está ciego y no lo sabe. Fue perdiendo poco a poco la capacidad de apresar la vida con sus ojos y ahora pasa ante él, sin detenerse, y sólo puede adivinarla. La realidad se fue difuminando tan lentamente, que su cerebro tuvo tiempo para ensayar un nuevo escenario. La zona que se encarga de ver e interpretar lo que vemos, se rindió, y fue inundada por la memoria y la imaginación.

Él es capaz ahora de creer que ve, porque su memoria sigue intacta y sus ganas de atrapar el mundo entre sus manos se muestran aún con la pasión de un niño.

Es ciego y no lo sabe, ignora tan terrible pérdida, porque quien está junto a él le describe el mundo con tal exactitud, que él es capaz de verlo sin ojos, y acertar.

- Mira qué ropa tan bonita llevas hoy, esa camisa azul con cuadros verdes...  ¿Te gusta?
Él se mira, sonríe y responde - Sí, me gusta mi camisa  azul con cuadros verdes.
- Mira qué  se ha puesto hoy Pedro, la camiseta roja de la selección de fútbol, con el escudo de España en el pecho. ¿Te gusta? - Pierde su mirada inútil en un espacio indefinido, busca dentro de sí y parece hallarlo, al responder -  Yo quiero una como esa, roja, con el escudo en el pecho. ¿Me la compras?
- Vale, mañana te traigo una - respondo.
- Pero que sea como esa, - y señala con su mano el lugar donde estaba Pedro antes de salir de la habitación  - Como esa que tiene puesta Pedro - añade, mirando al vacío.





Lagartija
Lagartija

Políticamente incorrecta. Lic. en Filosofía y CC. de la Educación. Profesora. Psicóloga. También escribo en infohispania.es

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