Qué caro sale vivir -Adiós, pequeño Alfie

Alfie Evans

Hay personas que viven -sobreviven- encadenadas o sujetas la vida por un tubo que les suministra el aliento. Vidas que penden de un hilo, que cada día amenaza con quebrarse. Vidas que tiran hacia el lado de la muerte mientras quien sujeta el hilo trata de llevarlas en dirección contraria. Vidas mantenidas con vida, a pesar de ellas.

Hay vidas que ya no lo son, pero que están amarradas al mundo, de un modo vehemente. Vidas a pesar de todo, vidas a pesar de todos, a pesar de ellas.

Miles de vidas así se mantienen con vida a nuestro alrededor. Algunas saltan a los medios y su existencia nos abofetea en la cara y tratamos de evitarlas, de rehuirlas, para no saber, para no sufrir. No son casos anecdóticos, son realidades cotidianas. Miles de niños, miles de adultos, de hijos, de padres, de hermanos, penden de hilos que a diario se quiebran espontáneamente o son quebrados por alguien.

Quienes rompen esos hilos y dejan escapar entre sus dedos esa débil vida aprisionada, suelen ser familiares desesperados ante la agonía del ser querido. A veces, quienes provocan la marcha son médicos a quienes nadie pedirá explicaciones por hacerlo pero quizás alguien se las pida si no lo hacen. Médicos compasivos, pero también médicos sumisos al poder económico o político, que obedecen las órdenes de los gestores, tratando de controlar el gasto que supone mantener algunas vidas.

Qué caro sale vivir. Qué difícil seguir viviendo.




Tras la resolución definitiva del Tribunal Supremo británico, autorizando al hospital Alder Hey de Liverpool ha poner fin a la vida del pequeño Alfie Evans sin posibilidad de ulterior apelación a instancias europeas, se espera que sea este mismo lunes cuando se le retiren las ayudas que le mantienen con vida.


Lagartija
Lagartija

Políticamente incorrecta. Lic. en Filosofía y CC. de la Educación. Profesora. Psicóloga. También escribo en infohispania.es

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