Villancico laico

Sentadas en una cafetería hemos echado un par de horas arreglando el mundo, sobretodo la educación, que es a lo que nos dedicamos.
- Este año, nada de Navidad -dice mi amiga, maestra de Primaria- Hemos decidido en el claustro no hacer la tradicional función navideña, para no molestar a los papás que son de otra religión.
En el cole de mi amiga hay bastante alumnado de religión musulmana.
- Pero a los alumnos y sus familias les gusta terminar el trimestre con la función navideña. Están acostumbrados a ella.
- Sí, mujer, pero será una celebración laica. "Villancicos laicos" -responde-. Para no ofenderles -vuelve a insistir.
Le pido que me tararee un "villancico laico"
(Cántese con la melodía del "fun, fun, fun...")
"Este año no hay navidad... ay, ay, ay!
Este año..."
Y las siguientes estrofas son un compendio de críticas a Rajoy, la iglesia, la crisis, el PP, la derecha...
Y el funfunfun final es... bar, ce, nas...
Y se aplaude a sí misma, divertida.
Me atrevo a preguntarle: Para no molestar a los árabes, no? Y molestar a católicos o a votantes del PP, no os importa?
Se me quedó mirando... y lo peor es que no supe interpretar esa mirada.
Nota: utilizar el calificativo "laico" para definir un villancico, la navidad,  comunión o bautizo (como tan de moda está ahota), es una aberración lingüística. Pretender cambiar el significado de usos y liturgias de una religión en beneficio propio, es algo que algunos sólo se atreven a hacer con la religión católica y resulta tan frívolo como inmoral. Pero claro, en una sociedad cada vez más carente de valores y de referentes éticos, nada extraña ya.

Sentadas en una cafetería hemos echado un par de horas arreglando el mundo, sobretodo la educación, que es a lo que nos dedicamos. - Este...

DESCUBIERTA NUEVA SUBESPECIE HUMANA


Se les conoce como "homus erectus-culibajo" y son el resultado de una evolución genética debida a una constante postura de invertebrado y gestos espasmódicos de las extremidades altas. 


Nuevas investigaciones han demostrado un acortamiento de las piernas, la carencia casi por completo de lenguaje verbal y las pocas expresiones que se le observan son inarticuladas e ininteligibles. Posee como otros de sus rasgos claramente diferenciadores, la inhabilidad de un caminar normal por lo que se desplaza con un movimiento destartalado de los pies y manos de formas muy similares a los simios. 

Se encontró por primera vez en el continente americano, pero actualmente ha colonizado con rapidez otros continentes y países, siendo en la actualidad muy frecuente en la fauna urbana de España, aunque también coloniza con rapidez las zonas rurales.

Al tener las piernas cortas y su cuerpo muy cerca del suelo se produce el arrastramiento de los genitales, lo que parece afectarle la función cerebral. Ello pudiera explicar sus dificultades para establecer una comunicación verbal inteligente. 


Suele vivir de sus padres, de donaciones y de ayuda gubernamental.


Muchos de ellos llegan a ser  fértiles, por lo que esta especie tiende a la proliferación. Pero se ha comprobado que su proximidad es contagiosa para individuos humanos jóvenes que han estudiado con la LOGSE.




Fuente: anónima, recibido vía email.

Se les conoce como " homus erectus-culibajo " y son el resultado de una evolución genética debida a una constante postura de inver...

PERSONAS QUE NACEN ÁNGELES. CLARITA



La principal afición de Clarita fue siempre la caligrafía. Se ha pasado años copiando a los clásicos, en prosa y en verso, en preciosas hojas pautadas, de colores, uno color para cada autor. Valle Inclán en verde, Bécquer en rosa, Unamuno en azul...

Sentada al calor del brasero en una mesa camilla, junto a la ventana del salón, día tras día de su vida. En sus momentos de descanso, miraba tras los visillos, y veía la vida pasar, allí abajo. La vida pasaba de largo, a su lado, y ella miraba a las gentes, los coches, el tráfico, los ruídos... desde el silencio y la paz de su casa. Miraba, mordisqueaba el lapicero, y volvía a sus copias. Al terminar, su padre guardaba las cuartillas sueltas en una preciosa carpeta de cartulina floreada y cerrada con un primoroso lazo.



La letra de Clarita iba estropeándose con el tiempo y cada vez le costaba más sostener el lapicero entre sus dedos curvados, hasta que un día no pudo escribir más. Desde entonces, pasaba las horas releyendo sus copias, en voz alta. Hasta que un día tampoco pudo continuar leyendo y entonces, era su madre quien le leía y ella escuchaba, con los oídos, con los ojos, con las manos. Sus padres eran para ella la voz, el movimiento, la vida. La acercaban cada día, en su silla especial, a la ventana y ella, tras los visillos, seguía viendo pasar la vida. De largo. Como pasa la vida para algunas personas. Unos viven y otros ven como los demás viven.

Clarita es una niña de 70 años que nació ángel, paralizado parte de su cerebro. Hay personas que nacen buenas, otras nacen malas y otras nacen ángeles.

Esta noche, mientras el mundo dormía, Clarita desplegó sus alas y voló. Se marchó por la ventana que la separaba de la vida, y elevándose, se fue a una vida mejor.






La principal afición de Clarita fue siempre la caligrafía. Se ha pasado años copiando a los clásicos, en prosa y en verso, en preciosa...

FANTASMAS EN TWITTER


Resultado de imagen de banco vacio

Llega un momento en que la ausencia duele, porque es una falacia que el tiempo sane todas las heridas y la ausencia, el abandono y el vacío no se curan jamás.

El duelo es un proceso natural que pasado un tiempo puedo considerarse patológico. Al menos el duelo por la pérdida de un ser querido en la "vida real". Pero ¿qué ocurre con las pérdidas de nuestros seres queridos virtuales? ¿Cuánto dura el duelo por la pérdida de un amigo invisible? ¿Qué cantidad de dolor puede considerarse normal cuando alguien virtual se aleja, de un modo temporal o definitivo?

Las pérdidas en las redes sociales no difieren en su tipología de las que se producen en nuestra vida real: 1) fallecimiento, 2) alejamiento y 3) abandono.

Lo que hace especialmente dramática una pérdida repentina y que se mantiene en el tiempo es la incertidumbre. Cuando alguien "desaparece" del mundo virtual suponemos que lo hace voluntariamente, buscando un descanso momentáneo, como muchos hemos hecho en ocasiones.

Pero pasa el tiempo y la sospecha de algo dramático cobra cuerpo hasta que una duda lacerante nos hiere y ese dolor se hace cada vez mayor, lejos de apaciguarse. En la vida real uno se enfrenta a la muerte con certeza; posiblemente la muerte es la única certeza de la vida y nos envía señales por si no nos hemos enterado de que llegó para llevarse a alguien. Señales en forma de esquelas, de noticias, de comentarios, llamadas telefónicas. Pero si un tuitero muere de repente y desaparece, ¿quién se entera de ello, a menos que formara parte también de nuestro mundo real?

Twitter está lleno de cuentas que un día enmudecieron y vagan como fantasmas en una eternidad virtual. A veces te las cruzas en forma de RT o como sugerencia de la propia red, para que las sigas. Son barcos a la deriva, sin rumbo, sin pasajeros. Barcos fantasmas.

Esa duda lacerante se ha instalado en mí desde hace un tiempo. Un buen amigo se ausentó de repente, sin llamar la atención, pero el silencio de su ausencia es cada día más sonoro para mí. Y me temo lo peor. Me asomo a su cuenta cada día, le dejo mensajes, y la falta de respuesta me angustia. Pocas cosas tan agobiantes como la incertidumbre.

Hay amigos que desaparecen tras una despedida de su vida social en la red y esas ausencias pronto son ocupadas por la llegada de nuevos amigos. No hay duelo porque no hay dramatismo en su partida.

Otros, se alejan únicamente de nosotros, pero no del resto, y vivimos esa circunstancia como un abandono, como la viviríamos en nuestra vida real. Nos sentimos abandonados cuando hemos invertido emociones en esa relación y hemos comprometido con alguien nuestros afectos, en forma de amistad o de algo más profundo, si es que puede haber algo más profundo que una amistad. En esos casos el duelo por la pérdida deambula de un lado a otro por nuestro corazón y se materializa, impidiendo cerrar la herida, cuando los tuits de esa persona aparecen repentinamente en nuestra cuenta, por el efecto de un retuit inoportuno. Es muy difícil cerrar este tipo de heridas, muy difícil.

Mi cuenta de twitter tiene una ausencia irreemplazable, por un amigo que ya no está... y no sé porqué.






Llega un momento en que la ausencia duele, porque es una falacia que el tiempo sane todas las heridas y la ausencia, el abandono y el v...

EROS Y THANATOS



Tras perder esta mañana la mitad de la clase de última hora en detener un pelea y aplacar los ánimos, una alumna hizo un comentario revelador: "profe, no nos quites la diversión, nos encanta pelearnos".

Era, como tantas otras veces, una pelea cuerpo a cuerpo, en la que varios alumnos se vieron involucrados, tanto chicos como chicas. Llevaban toda la mañana insultándose y cruzando amenazas por los pasillos, hasta que el conflicto culminó con empujones, puñetazos y golpes variados, de diversa intensidad. Pero a pesar de lo violento que una situación así puede parecer a cualquier observador, existían detalles que indicaban que se trataba de algo más que una pelea entre grupos. Quienes se peleaban y quienes asistían a la escena, parecían divertidos, al tiempo que enervados.

Tras separar a los contendientes y obligarles a guardar silencio y a tranquilizarse "por las buenas o por las malas", perdiendo para ello la mitad de la voz (que me llevará recuperar una semana), abordé la causa de la contienda hasta que la alumna que más golpes daba a uno de sus compañeros, confesó la principal motivación del conflicto: la diversión.

Año tras año, quienes trabajamos con jóvenes observamos que, por más pedagogía que hagamos por la paz y contra la violencia, nosotros vamos por un lado y ellos por otro. Por más que hablemos de los peligros del alcohol, del consumo de sustancias, de las enfermedades de transmisión sexual, de los riesgos de conducir drogado o de los riesgos de embarazo no deseado, año tras año aumenta el número de jóvenes que consumen alcohol y cada vez a edades más tempranas, aumentan los contagios de ETS, los embarazos, los comas etílicos, los accidentes de tráfico en jóvenes.

El riesgo se ha convertido en una poderosa fuente de atracción y motivación, que guía la conducta de nuestros jóvenes. "No hay diversión sin riesgo", es la máxima que subyace en el inconsciente colectivo de los menores de 25 años. "Una vez que pruebas el riesgo, ya no puedes vivir sin él", me dijo hace unos días un alumno de 15 años, y no se trata de un alumno marginal o macarrilla, sino de un muchacho sensato y buen estudiante.

Conducir no es divertido si no se superan los límites de velocidad; beber no merece la pena sin la consiguiente borrachera; fumar, si no es marihuana, es de críos; "follar con condón" es de nenazas.
"Antes de que te den, da" "Si me miras mal, te vas a enterar" "Me están provocando..."

Cuando imparto Psicología a mis alumnos de Bachillerato, relaciono las principales motivaciones humanas (y animales) definidas por Freud, -Eros y Thanatos- (sexualidad y agresividad/vida y muerte) con la moral imperante en la época victoriana, pero me veo obligada a variar esa justificación. Vivimos una época de gran apertura, tolerancia, libertad y relajación en las costumbres y en la moral y a pesar de la mayor cultura, información y formación, se está produciendo una involución en la conducta y el pensamiento del sector principal de la sociedad, el de los jóvenes.

Los padres de mis alumnos -nosotros mismos-, nos movíamos por el impulso básico del progreso, de la prosperidad, de mejorar nuestras condiciones de vida y las de nuestros semejantes. Nuestras metas vitales eran "construir un mundo mejor" y "hacernos a nosotros mismos".

Las conductas y costumbres de nuestros jóvenes se están banalizando de tal modo, que a veces pienso que quizás Freud (a quien nunca tomé en serio), tenía razón o la tendría si viviera en la España de 2013.

La vida al límite, el hedonismo y el descontrol impregnan la conducta de una parte nada desdeñable de nuestros jóvenes y me hacen estremecer al imaginar el futuro que nos van a construir entre todos ellos, o más bien, cómo van a descalabrar un sistema -mejor o peor-, que tanto nos ha costado conseguir.


Tras perder esta mañana la mitad de la clase de última hora en detener un pelea y aplacar los ánimos, una alumna hizo un comentario reve...

El naufragio de Carlos




La realidad es la superficie del mar, de un mar que a veces es transparente, plateado, liso, como una lámina. Otras veces se muestra iracundo, desafiante y atronador. La realidad se bambolea en la superficie de ese mar al que nacemos y en el que desaparecemos un día, repentinamente.

Nadamos con brío en nuestra juventud y avanzamos hacia un horizonte que no alcanzamos jamás y ese es el devenir de nuestras vidas, día tras día.

Un día las fuerzas comienzan a fallarnos y poco a poco dejamos de bracear y nos tumbamos boca arriba y dejamos que las olas y la marea nos guíen; cedemos a la naturaleza el timón y ella toma el rumbo cuando ya nosotros no conseguimos pilotar nuestra propia nave.

Las olas nos alzan, nos mecen, nos acunan y poco a poco el agua nos va cubriendo y cuando ya el peso es evidente y nuestros músculos cansados no pueden mantenernos a flote, comenzamos a hundirnos, hasta hundirnos del todo y terminaros varados en el fondo, encallados. Somos naves y finalmente naufragaremos, sin remedio.

Sandra jugaba a las cartas con Carlos, como cada día, y desde hace un par de meses comenzó a notar el peso del agua del mar sobre el cuerpo de él y presentía que poco a poco iría alejándose de la realidad, hundiéndose en el mar de la vida, perdiendo el timón de sus propios pensamientos.

- Apaga el ventilador del techo, que me marea ver las vueltas que da, dice Carlos.
- Ya lo apago, le tranquiliza Sandra, al tiempo que aprieta un interruptor imaginario que pare las imaginarias aspas del inexistente ventilador.
Al cabo de un rato:
- ¿Por qué tengo el pelo de color rojo? Quítame la pintura, por favor. Inquiere Carlos a Sandra quien, cariñosamente pasa una mano por el canoso pelo de Carlos.
 
Y olas de confusión van minando la razón de ese hombre, aún joven, poco más de 50 años, y alejándole de la realidad. Cada día son más las horas que la cabeza de Carlos está a merced del oleaje y su cuerpo, cada día más cansado, ha comenzado a escorarse. Pronto habrá naufragado del todo y Sandra es testigo inútil del hundimiento de su hermano y sabe que en unos pocos meses, su cuerpo y su cabeza yacerán en el fondo marino de la muerte.

No hay mayor dolor que presenciar cómo una persona se ahoga, bracea, se asfixia y nos tiende una mano que acompaña con una mirada a veces confusa, otras miedosa y en ocasiones resignada.

Qué dolor no poder asir esa mano y mantener a flote a quien irremediablemente ha comenzado a hundirse y es arrastrado poco a poco al mundo en el que habitan corales y sirenas.





La realidad es la superficie del mar, de un mar que a veces es transparente, plateado, liso, como una lámina. Otras veces se muest...