CÓMO CONVERTIRME EN EL PUTO AMO


Si yo fuese infinitamente más inmoral que todos los corruptos políticos y financieros que han y están surgiendo a la luz intentaría superarlos a todos; vamos, que los dejaría a la altura del betún: para ello aprovecharía de forma inteligente el descontento popular que inevitablemente surge en épocas de crisis. Como inmoral oportunista profesional aprovecharía para alimentarme de la carroña de la corrupción. Haría acto de presencia en los lugares donde se concentra el descontento, pero no sería uno más: sobresalir es un trabajo de equipo.
Lo primero sería sacar rédito de forma inteligente a los de Sol y el movimiento 15M. Las hienas nunca roban las presas solas así que me iría haciendo notar poco a poco, pero corriendo los mínimos riesgos posibles: si en una manifa las cosas se pusiesen feas siempre lanzaría a los más tontos y crédulos por delante a pelearse con la policía y puede que ser heridos o detenidos mientras yo permanecería al abrigo de la retaguardia: el mundo es de los listos.  Cuando yo hablase en las asambleas siempre habría algunos de mi manada que aplaudirían mi discurso hasta con las orejas y poco a poco sobresaldría de la masa hasta convertirme en líder; y para ello al final necesitas teatralizar algo más en serio.
Para escenificar necesitas montajes de plataformas, propaganda, escenarios, cámaras..., dinero, en definitiva: mucho dinero. Dinero para material, para aparecer machaconamente de forma triunfalista como un anuncio de la Coca Cola, aplaudiendo a no sé qué. Por ejemplo, si aplauden es que algo estaremos haciendo muy bien aunque sea autoaplauso..., aplaudir queda bien, después de colocar a tus acólitos estratégicamente y manipular las asambleas con las viejas técnicas; sí, esas que ridiculizan, obvian o simplemente se deshacen de los elementos discordantes. Aplausos garantizados y las cámaras y micrófonos recogiendo la instantánea después de poner a parir las maldades de los políticos y del sistema. Yo os salvaré porque soy honrado y los míos también: nosotros somos el pueblo...
Para conseguir financiación vendería España a una potencia extranjera cuyo sistema político  estuviese en las antípodas del que en esos momentos teóricamente predominase aquí. A cambio me financiaría esos medios de comunicación de masas bajo promesa de cumplir futuros pactos inconfesables que nos beneficiasen a ambos: chico, si me pagas los medios de comunicación para bombardear a los españoles yo te cuelo esa ideología en España y después nos ponemos las botas.
Con los medios de comunicación de masas a mi servicio haría que las noticias de corrupción fuesen el pan nuestro de cada día y me introduciría poco a poco en programas de tertulias políticas. Sabría emplear muy bien el dinero con el que me apoyasen. El pueblo lanar, crédulo y tonto de capirote me seguiría como al nuevo mesías y también le habría calentado la oreja a los antisistema que dominan la calle a sus anchas. Dominando la calle y unos medios es imposible que no me convirtiese en el puto amo. Y siendo mi supuesta ideología universal prometería abrir fronteras y dar un sueldo fijo a todo el que aterrizase por estas tierras de jauja. 

Prometería que en mi nuevo edén todos los desesperados podrían disponer de sueldo y techo sin trabajar. Para eso pagarían los tontos que me eligiesen, pero ellos no se darían cuenta de ese detalle hasta que fuese demasiado tarde. Prometería la luna pero sabiendo que llegar hoy a la luna es imposible tal como están las cosas: y prometer la luna sería decirles a unos adultos que creen todavía en los Reyes Magos que España se puede gobernar así, como están ahora en ese momento: mediante asambleas. Plas, plas, plas, más aplausos...
Chicos, eso es democracia de verdad y no la de esos mangantes bipartidistas: nosotros somos la honradez personificada, nosotros somos el pueblo. Luego, claro está, ante semejante manada de crédulos realizaría la transformación del agua en vino y ¡alehop! Ya somos un partido. Chicos, para ganar y acabar con esos corruptos hay que convertirse en un partido como los demás. De ahí a ser el puto amo ya no queda nada.

Luego..., lo que se da no se quita jamás. JAJAJAJAJA (risa tenebrosa, y se cierra el telón)

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Lagartija
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Políticamente incorrecta. Lic. en Filosofía y CC. de la Educación. Profesora. Psicóloga. También escribo en infohispania.es

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