Yo le acuso, señor Pablo Iglesias



Yo le acuso, señor Iglesias, de captar las voluntades de mentes jóvenes e inmaduras y ofrecerles acomodo en su organización a cambio de su entrega ciega. Le acuso de hechizar a miles de jóvenes deseosos de cambiar su apacible existencia de sofá y consola; de ofrecerles la posibilidad de hacer reales sus juegos y hazañas virtuales, esas aventuras en las que cortan cabezas, atropellan ancianos y derriban aviones, a golpe de tecla en un mando a distancia, para salir de su monotonía. 

Le acuso de hacerles creer que más allá de su habitación, en la que dormitan desde la infancia, hay una aventura que vivir de su mano, que hay un mundo mejor que alcanzar y que podrán conquistar sus metas al asalto, porque tienen derecho sobre bienes y personas. Y no cuesta nada convencerles, porque están habituados a tenerlo todo, incluso sin necesidad de pedirlo. Esos jóvenes, hechizados por su verborrea, señor Iglesias, le seguirán como ratones a su Hamelin, iphone6 en mano, y en la travesía inundarán de selfies las redes sociales, dejando testimonio de su bravura.

Le acuso de estar creando no un partido con simpatizantes y votantes, sino un ejército de soldados imberbes, malvestidos y malolientes, porque ese es el uniforme de moda este año y la imagen hay que cuidarla. O descuidarla, que en este caso viene a ser lo mismo. Y esos soldados lucharán en una guerra que usted mismo está gestando, porque hay gente que nace para la paz y gente que nace para la guerra. 

Ha emprendido usted una cruzada, no contra oriente u occidente, sino contra su país y sus compatriotas. Nos ve usted como un enemigo a combatir. A mí. A mis vecinos. Al resto de españoles. A todo aquel que no piense como usted y todo en aras de la libertad. ¡Hay que joderse! Pretende usted defender la libertad a costa de matarla. Con el puño en alto para golpear y la hoz y el martillo para rematar.

Utiliza usted un lenguaje plagado de falacias, nada más fácilmente creíble, como usted y yo sabemos, por la gente más vulnerable.

Yo le acuso, señor Iglesias, de ser un demagogo, lo que le convierte en lo peor de la casta política que dice combatir. Utiliza magistralmente los códigos comunicativos, ya sean verbales o paraverbales, mago de la kinesia. Le reconozco ese mérito, esa astucia más bien. Es usted un embaucador fácilmente reconocible por cualquier persona mínimamente cultivada, que tenga intacta su capacidad crítica y agotada su capacidad de sorpresa.

Es usted un virtuoso de la comunicación y campa por el ágora electrónica como Pedro (Pablo, en este caso) por su casa, a golpe de tuit. Otros le hacen el trabajo sucio, ese que usted no puede hacer para no manchar esas manos incorruptas, santateresianas. Sus esbirros, que cada vez son más y más macarras, se encargan de limpiar la maleza de la crítica y la réplica, compuesta por todo aquel que ose contradecirle, aún con argumentos. Insultos, amenazas, se han convertido en el discurso de muchos que dicen defenderle. Controle usted eso, señor Iglesias, que quien en mala compañía camina, puede terminar tirado en una esquina. A ver si va a ser usted víctima de su propia guerra. Las redes sociales, lugar peligroso de por sí, lo son más desde que Podemos ha entrado en ellas. Y lo sabe. Y deje de sonreir ¡coño! que maldita la gracia que a la gente de bien nos hace esta situación.

Le acuso de llevarse de calle a jóvenes desinformados por leyes educativas igualitaristas. Que igualan por abajo, como a usted y los suyos les parece más justo. Desinformados y deformados por profesores sectarios como usted, que convierten sus aulas (desde el parvulario a la universidad) en foros de adoctrinamiento. 

Con sus malas artes se ha convertido usted en un ídolo, un icono. Usted, en cuyo discurso parece repudiar todo tipo de veneración. Es usted un icono a pesar de defender la sociedad iconoclasta. Y estoy segura de que ello halaga su ego y alimenta a diario su evidente vanidad. Pero le digo algo, señor Iglesias, quizás sea usted un ídolo para algunos, pero un ídolo con pies de barro, que ha llegado para ensuciar la convivencia de nuestro país. Terminará cayendo, porque a usted le veo como "flor de un día", aunque lo malo es que ese día dure el tiempo suficiente como para causar destrozos irreparables en mi querida España.

Le acuso de dirigirse a la gente más vulnerable, a la más necesitada, a los desesperados, con ofertas que no pueden rechazar y que usted sabe, como diablo viejo, que no podrá cumplir. Ofrece usted el pan y la sal a gentes que carecen de ellos, cual salvador/benefactor. Ofrece el paraíso a los que han dejado de creer y un mundo mejor, la paz mundial, el progreso, incluso el amor universal. Al más puro estilo de declaraciones de una miss mundo cualquiera.

No parece usted un político, parece un mesías, y estoy segura de que es algo deliberado. Refuerza esa imagen con estudiado marketing mediante ademanes beatíficos, sonrisa inocente, camisa inmaculada y esa carita con barba y pelo largo tan parecida a la imagen que nos hemos creado del propio Jesucristo. Y yo, que no creo en nada ni en nadie, que no creo en mesías, en promesas, ni siquiera en un mundo mejor, veo el peligro que se cierne sobre todos nosotros. Detrás de su aparente calma, de su discurso encantador (de serpientes), intuyo a una persona peligrosa. Alguien que utilizará el miedo de los desamparados, la desesperanza de los desarraigados y la inconsciencia de los jóvenes radicales, sectarizados, para acabar con todo aquello que tenemos y que, con sus virtudes y defectos, tanto nos ha costado conseguir. No me sea usted Robin Hood, que no estamos en la edad media ni se crea el nuevo salvador, que no necesitamos nuevos dioses. Con los que tenemos nos basta. Y nos sobra.

Si es usted la persona bondadosa que trata de aparentar y tanto le preocupan las injusticias, y la situación de los desheredados del planeta, no se meta en política, que como usted y yo sabemos no cambia nada y es un nido de corruptos y vividores. Hágase misionero. Los necesitados y España se lo agradecerán.

Le acuso, también, señor Iglesias, de que promete usted sin explicar cómo y eso puede hacerlo cualquier iluminado de los que cada día nos torturan en televisión. Cualquier friki puede hacer lo que usted hace. Estoy convencida de que a usted se le puede aplicar aquello de #PrometerHastaMeter No obstante, desde aquel primer borrador programático hilvanado a golpe de asamblea, hasta ahora, ya anda usted reculando. Ya cayeron el impago de la deuda, la renta universal, la jubilación a los 60... 

Nos está vendiendo usted humo #PodemosVendeHumo en un país que se está quitando del tabaco.
Le acuso, señor Iglesias, de intentar llegar al poder a base de mentiras y fantasías. Pero algunos somos ya muy mayores para creer en historias de hadas y sapos encantados #MenosCuentosPablerucita

Qué fácil es prometer ayudar con los bienes ajenos, qué fácil es expropiar, incautar, intervenir, nacionalizar, y todos esos eufemismos que la izquierda utiliza cuando quiere decir ROBAR.
Qué fácil es "quitar de aquí" para "poner allá" cuando ese "aquí" no son sus bienes sino los míos.  Y ya que estamos en ello, no se atreva usted -le aviso-, a tocar nada de lo que con años de esfuerzo, privaciones y sacrificio me ha costado conseguir. A mí y a miles de personas. Que sé que es usted de los que disfrutan desvistiendo a un santo para vestir a otro. Si tengo una vivienda como si tengo veinte. Mis impuestos me cuesta y mías son. Si tengo 30 euros como si tengo un millón, lo mismo le digo. Si quiere usted repartir, reparta lo suyo y si nada tiene -como sospecho-, córtese la coleta y empéñela, pero no juegue al monopoly de forma torticera con los bienes privados, que aquí se puede montar una gorda. Avisado queda.

Pablito, que te estás metiendo en un lío del que no vas a saber salir. Que España es mucho arroz para tan poco pollo...


                                                                                             De todo lo anterior yo le acuso.


Lagartija
Lagartija

Políticamente incorrecta. Lic. en Filosofía y CC. de la Educación. Profesora. Psicóloga. También escribo en infohispania.es

4 comentarios:

  1. España es cierto que está muy mal. que la corrupción está enquistada en todos los partidos. que hay que hacer cambios tan grandes, que dificilmente el Presidente Rajoy pueda hacerlos. Yo, no se, cual es la solución a tantos desmanes y tanto disparate. pero sí se algo, la solución no es PODEMOS. y si llegara a gobernar, España caerá en picado y los daños ocasinados serán para muchos años. Espero que los ciudadanos convencidos del programa y personalidades de este partido, se lo piensen antes de votar tal occión, luego es tarde para lamentaciones.

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    1. Estimado lector, ojalá no llegue ese tiempo de lamentaciones. Aunque, soy pesimista. Un saludo!

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  2. Totalmente de acuerdo, salvo en el penúltimo párrafo. Hay dos tipos de izquierda: la moderada y la radical.

    Los socialdemócratas respetamos la propiedad privada y jamás saldrá de nuestra boca la palabra "confiscar" o similares.

    De hecho, y conociendo Venezuela como la conozco, le puedo asegurar que no tiene Ud. más miedo que yo a que ese "partido" llegue al poder.

    Saludos de una socialdemócrata no tan lejana como cree.

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  3. Sin lugar a dudas y sin temor alguno de parecer exagerado, no encuentro otro adjetivo para definir este post que el de sublime. Has sabido transcribir un pensamiento común o al menos muy difundido en palabras. Sacandonos a muchos de la intrincada abstracción que supone la mente. Has resuelto una ecuación de forma arrolladora, es más, me atrevería a certificar que este post por si mismo, destroza un partido político, derrumbandolo desde sus cimientos. Y aquel que pretenda justificación o defensa alguna, comete un craso error, ya que demuestras sobradamente los pies de barro de un populista nacido muerto. Esperpento de la razón y la lógica y esperanza del inútil si causa. Podría estar escribiendo horas pero no pretendo pecar de adulador desmedido. Solamente una palabra lo define todo, y me reitero sin temor, SUBLIME. Muchas gracias por la perfecta traducción del pensamiento a la palabra escrita.

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