Me he pasado la tarde de este domingo siguiendo las ponencias de un congreso educativo, una de las cuales se resume en este artículo de Dolors Reig.
Ser profesor se está poniendo cada vez más difícil. No sé si me estaré haciendo mayor, pero cada vez me cuesta más entender los textos que hablan sobre mi trabajo, mi perfil profesional y lo que se espera de mí.
No es justo que ahora que por fin conozco todas las TIC y me manejo en ellas con mayor o menor destreza, vengan y empiecen a hablarme de TAC, de TEP y de otras cosas que no alcanzo a entender.
Profundizar en mi competencia tecnológica y digital ha terminado por convertirse para mí casi en una obsesión, preocupada por no perder ese tren en el que parece que todos debemos estar subidos. Y esa obsesión se ha ido extendiendo de tal modo que se ha ido comiendo otras facetas de mi vida, mis hobbis, mi vida familiar, etc. Ya no tengo tiempo para leer libros, para visitar a mis amigos, para ver cine... Todo mi tiempo libre lo dedico a mi competencia digital, a actualizar mis 10 blogs, a twittear con mis 3 perfiles, a subir a la nube las tareas que al día siguiente deben descargarse mis alumnos o realizar de modo colaborativo, a comunicarme con mis alumnos en mi cuenta de Facebook, a corregir las tareas que me envían por email, a responder sus cuestiones de 6 a 7 de la tarde vía Skipe, a subir vídeos explicativos de los temas que imparto a Youtube, a alojar los diversos temas de mis asignaturas en espacios de alojamiento de internet para que mis alumnos los tengan actualizados, los puedan imprimir y mil tareas más.
Ya apenas me queda tiempo para otra cosa que no sea mi trabajo.
¿Y todo esto para qué? ¿Para que vengan unos cuántos teóricos a decirme que ahora debo también aprender cosas que se llaman con siglas diferentes? ¿Pero es que esto no va a tener fin? Por favor, que dejen de innovar, de lanzar nuevas tecnologías, de instarnos a experimentar con nuevas metodologías... Que voy con la lengua fuera, ¡pordios!
Después de casi 20 años de docencia, comienzo a plantearme muchas cosas y una de ellas es ¿Para qué todo esto? No noto que todos mis esfuerzos sirvan para nada. Mis alumnos no agradecen, no aprovechan, no valoran tanto desvelo. No por tanto innovar aprenden mejor. Que no. Que lo digo de verdad, que no.
El problema no son los métodos ni los recursos ni las tecnologías, el problema es que gran parte de nuestro alumnado no está motivado y nada de lo que hagamos va a cambiar eso, porque no somos nosotros los culpables. La "Generación del 27" les importa un bledo aunque se la presentemos en pizarra digital, en Prezzi o mediante un blog interactivo.
Por más que yo sea una profesora súper competente, innovadora, tecnológicamente activa, no voy a hacer que mis alumnos lleguen cada mañana a clase con ganas de aprender. Ahora tengo claro que la culpa no es mía. Supongo que tampoco de ellos. Quizás del sistema que se sigue empeñando en el "café para todos" y además obligatorio. La culpa la tiene la comprensividad, esa falacia en que se basaba la LOGSE. No podemos tener a los alumnos en los institutos a la fuerza y pretender que estén motivados y que encima se porten bien.
Pienso que habría que rebajar la edad de escolaridad obligatoria hasta los 14 años, como antes, cuando la EGB. A partir de esa edad, pondría un letrero en los institutos: "Reservado el derecho de admisión".
Con alumnos interesados por aprender no tendría que verme obligada a realizar los esfuerzos sobrehumanos que hago para ser una profesora competente y me quitaría de encima el sentimiento de culpabilidad que siento por no lograr un éxito mayor con mis alumnos.
Basta ya de tanta TIC, TAC y lo que sea.
La solución no va por ahí ¡Mañana mismo desenchufo las TIC de mi aula y me pongo a dictar!
¿Alguien me entiende? ¿Alguien siente lo mismo que yo? Comenten, por favor
Apreciada compañera, este post es muy denso! Toca muchos palos y acaba derivando hacia la exclusión, o sea, hacia volver a dejar fuera del sistema a ese 30% que en los 80 dejaba la escolaridad a temprana edad.
ResponderEliminarNo es un problema tuyo ni mío, sinó de la Administración que no nos ha administrado correctamente, ha dictado unas leyes de obligado cumplimiento y se ha olvidado de dotarlas de contenido y presupuesto. Se ha olvidado de formar al profesorado para afrontar el terrible reto de escolarizar con aprovechamiento al 100% de la población. Nos ha obligado a tener un "totum revolutum" en las aulas sin poder dar respuesta a todas las necesidades individuales que se plantean en el transcurso de unas pocas horas semanales y además nos ha encorsetado entre los límites de unos Currículos rígidos, que además nos creemos a pies juntillas.
La generación del 27 como hecho académico no me interesó en su momento porque no me importaba nada en absoluto y menos como una nube de datos fuera de significado para mi, ahora es cuando la entiendo porque va ligada a unos hechos históricos y fue una respuesta popular, no institucionalizada, a la realidad del momento, como han sido todos los movimientos sociales y culturales, perdón, casi todos.
Pero es que además, en estos últimos años, por no decir décadas, la sociedad ha cambiado y mucho, los jóvenes han sido "adiestrados" como adultos consumistas y eso es lo que quieren, satisfacer "sus deseos" instantáneamente, tal y como manda la publicidad que les ha bombardeado desde el minuto 0 de sus vidas, han tenido la gran desgracia de nacer en el mejor momento del consumismo en este país y han tenido la desgracia de poder acceder a la satisfacción de sus deseos con sólo pedirlo.
Además se les ha protegido contra todo y eso les ha debilitado contra todo, sobre todo contra el esfuerzo y el sacrificio, que por desgracia tendrán que empezar a hacer ya mismo porque la tortilla acaba de dar la vuelta y resulta que ya se estaba quemando.
Por otra parte, las TIC (que son los aparatos) se integran en las TAC (que son los uso de esos aparatos) y en los TEP (que es lo que proporciona el empleo de esos usos con esos aparatos) es la progresión lógica de toda esa tecnología.
ResponderEliminarLa finalidad no es que el alumnado sea capaz de contestar cuándo vivió Garcilaso de la Vega y cuáles son sus obras de memoria, sino que si se le plantea la necesidad de conocer la obra de Garcilaso de la Vega sea capaz de encontrar esa información, encontrar otra gente interesada en ella y coordinarse para procesarla y así dar respuesta a la necesidad que motivó el inicio de esa acción.
Por lo que corresponde a nosotros, los docentes, incurrimos en un grave error y es que pretendemos elaborar individualmente un PLN, o dicho de otro modo, el libro de texto (#librodetesto) no nos vale, se nos queda corto y muchas veces discrepamos de sus contenidos y/o método, así que nos arremangamos y nos ponemos a autoeditar un equivalente, con más o menos florituras.
Y eso cansa y además como no podemos lograr la motivación de todo el alumnado, desanima, porque en el fondo (a mi me pasa) hacemos todo este trabajo enfocado en nuestra visión del tema y no en la visión del alumnado, por no hablar de la complejidad social que podemos encontrar en cada aula, con los dramas humanos que nuestros alumnos viven en plena pubertad (que hoy en día va desde los 9 hasta los 30 años)
Aunque veo con ilusión que cada vez se van tejiendo lazos más fuertes entre docentes, que desde su trinchera van haciendo la guerra por su cuenta, cada vez hay más encuentros y puestas en común. Ahora lo que toca es colaborar, utilizar ese EMPODERAMIENTO y PARTICIPAR, en definitiva, usando las TIC para implementar las TAC y obtener TEP como plataforma para avanzar.
Saludos y ánimos!
Estimado Lluís. Mi entrada es muy densa, cierto, y tus comentarios también lo son, cosa que te agradezco infinito ya que suponen una auténtica lección y también abordas muchos palos a los que intentaré dar respuesta:
ResponderEliminar1) En absoluto promuevo la exclusión del sistema de nadie, al contrario. Pienso que se excluye cuando no se da alternativa, cuando la única vía que ofrecemos es ésta. Nuestras aulas están llenas de alumnos "excluídos", que se pasan 6 horas al día sentados, mirándonos y nada más. Están "de cuerpo presente" pero no por obligarles a estar allí sacan nada de provecho de lo que les ofrecemos. Evidentemente no propongo terminar a los 14 años y ya, a casa. No, puesto que la edad laboral mínima está en los 16 años. Lo que considero es que a los 14 se debería ofrecer un camino alternativo para los que justo a esa edad se manifiestan ya como objetores escolares (y no quiero que se conviertan en insumisos, que es peor) Tenerlos forzados hasta los 16 años, 2 años más, les convierte al final en irrecuperables para el sistema educativo. En esos 2 años se nos pierden la mayoría, se desenganchan del todo con las repercusiones que ello tiene para su bienestar personal, su autoestima, sus relaciones familiares y sociales y para la propia convivencia del centro. Si por obligarles consiguiéramos algo, ni me lo plantearía. Pero al obligar a muchos jóvenes a estar sentados en nuestras aulas hasta los 16 años, es cuando no les estamos dando nada, les tenemos excluidos ante nuestras propias narices y lo peor es que, cuando aún podíamos hacer algo por ellos, porque aún les quedaba algo de motivación, no les dimos oportunidades. Propongo ofrecer otras vías con lo cual se aumentan las posibilidades de que muchos jóvenes continúen de modo activo y provechoso para ellos en el sistema educativo. Estoy convencida de que se reduciría bastante el fracaso escolar y aumentaría el número de alumnos con una titulación mínima.
2)Buen análisis de la juventud (me encanta la metáfora de la tortilla que se está empezando a quemar), pero no se si cambiarán de actitud, no se si cambiaremos toda la sociedad y se volverá a valorar el esfuerzo... mucho tiene que cambiar, ¿no crees?
3) Tema TIC. Escribí el post a modo de desahogo, supongo que se entiende. Además, habrá advertido que el tono de este blog es algo irónico y en ocasiones "políticamente incorrecto". Realiza un análisis profundo que te agradezco, de gran calidad. Soy una docente 2.0, pero simplemente he querido reflejar el gran coste personal que al menos tiene para mí y el esfuerzo que me supone responder al papel de SÚPERPROFE que creo que muchas veces nos exigimos a nosotros mismos. Y encima, como comento, sin ser valorado por los alumnos quienes a veces parece que lo único que quieren es que se les dicte. En alguna ocasión, cuando les pregunto acerca de lo que hicimos el último día, me responden que "nada, estuvimos en el ordenador", o "nada, vimos algo con el cañón...". Ellos mismos a veces consideran que lo que se sale fuera del libro de texto o de la tiza y la pizarra es "tiempo muerto" (con las horas que nos ha costado preparar en casa ese "tiempo muerto")
Muchas gracias por tu comentario tan aleccionador y no dejes de pasarte y comentar cuando lo consideres oportuno. Será un placer :-))
Precisamente acaban de lanzar un artículo en Educ@conTIC que creo (espero) que te sea de mucha utilidad, trata sobre proyectos colaborativos, sobre todo del área de lenguas.
ResponderEliminarSi puedes, échale un vistazo: http://www.educacontic.es/blog/divulgando-proyectos-desde-educcontic?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter&utm_campaign=Feed%3A+educacontic+%28Educa+con+TIC%29
Por otra parte, el tema es tan extenso... por no decir los temas, ya que son muchos, todos juntos y revueltos.
Hace mucho tiempo me di cuenta de que lo estamos haciendo francamente mal, no enseñamos a nuestros alumnos a estudiar y les exigimos estudiar, no les motivamos y no les ofrecemos nada nuevo bajo el sol. Y sigo dándole vueltas al tema, leyendo como un poseso, probando y experimentando y sintiéndome, a veces, como Tom Hanks en "Náufrago", hablándole a una pelota de volleybol cuando no mis preciosas gatas.
Como te comento más arriba, la legislación educativa está bastante bien, lo malo ha sido la aplicación de ésta, el típico "quiero pero no puedo", no se ha formado al profesorado ni se le ha dotado de medios y con ello hemos conseguido lo peor que se podía conseguir, igualar por abajo, transformar los centros educativos en estacionamientos para hijos de familias súperocupadas y hacer creer a nuestros alumnos que lo importante es aprobar los exámenes, sin que los contenidos de los mismos importen para nada, por no hablar de las habilidades que se suponen han de desarrollar mientras adquieren y trabajan con estos contenidos.
Bueno, lo importante (creo) es no desfallecer, pensar que en cierto modo estamos dando herramientas para que se puedan defender un poquito mejor en ése mundo real que les espera con las fauces bien abiertas y los colmillos cada vez más afilados. A mi, esto del FaceBook, me ha supuesto una enorme inyección de moral y ánimos, me han "re-encontrado" antiguos alumnos y ahora, cuando ya no les tengo cerca, me han agradecido y me han reconocido el esfuerzo "fuera de temario" que les dediqué en su día. Incluso algun@ me ha hecho saltar la lagrimita. Recuerdo una alumna muy especial en una clase de 2º de ESO en que expliqué el método de las historias inverosímiles para aprendrer de memoria listas de palabras/conceptos/hechos. Que ahora está en 1º de carrera y me comentó la enorme cantidad de historias que ha ingeniado para aprobar con muy buenas notas.
Bueno, una anécdota entre tantas.
Saludos, ánimos y muchas gracias por la acogida.
Estimat Lluís, creo que nuestros comentarios darían para un blog específico, ¿no crees? Te agradezco mucho el enlace que me envías, suelo acceder a educacontic habitualmente pero a este post aún no lo había leído. Utilizo a diario trabajo colaborativo con mis alumnos e incluso ahora ando inmersa en un proyecto con un centro de Argentina, con el que compartimos clases mediante videoconferencias y nuestros alumnos intercambian experiencias mediante Facebook. Estamos entusiasmados ahora mismo con ese tema, aunque cuesta "tirar palante" (como ves, no siempre me siento pesimista, sólo los domingos por la tarde :-( Aprovechando que me hablas de que antiguos alumnos tuyos te han encontrado gracias a FB, a mí me parece ese tema casi un milagro, yo lo he hecho al revés. He buscado y encontrado a antiguos compañeros del colegio (de hace 35 años) e incluso he contactado con mi primer profesor de Francés, después de 40 años!. Yo entonces le odiaba, debo reconocerlo, pero ahora me ha inspirado ternura. Dice que me recuerda (es imposible, pero quiere ser amable, lo sé) y que era una niña "muy atenta y educada" (definitivamente no me recuerda).
ResponderEliminar¿Sabes una cosa que he observado y que me tiene maravillada? Yo suelo contactar con algunos alumnos mediante Facebook y observo que son muy diferentes a cuando estamos en clase. La red, y ellos mismos, me permiten un acceso distinto, les conozco de otra manera y eso nos ayuda más tarde en nuestra relación profe/alumno. En FB son más simpáticos, desenvueltos y se muestran más motivados hacia el aprendizaje. Al día siguiente en clase, cuando comentamos esos contactos y las tareas que me avanzan vía internet, todo fluye con más soltura. Tengo un grado de complicidad mayor con los alumnos con los que comparte red social, aunque tengo mucho cuidado de no sobrepasar la relación profe/alumno, aunque ellos lo intentan. Cuido que no me vean como colega, por supuesto. Lo que me da pudor es que al entrar en sus perfiles veo cosas que preferiría no ver, ¿me entiendes?. Fotos, comentarios, etc. A ese conocimiento no quisiera llegar y procuro no husmear en intimidades.
Lluís, me encanta dialogar contigo. Perdona si me he enrollado, tengo ese defecto :-)) ¡Nos vemos!
Querida amiga, sin tantas palabras.. tengo que seguir subiendo cosas a mis alumnos para mañana, como seguro que haces tú, no sabes bien como te entiendo!!! Un saludo cariñoso y mucho ánimo.
ResponderEliminarAy, Mª CArmen, no sabes cómo agradezco este comentario. Toíto el domingo llevo con mis TIC: subiendo archivos para mis alumnos, en Facebook hablando de temas de educación, preparando presentaciones para la clase de mañana, twiteando con otros profes, atendiendo el blog, que no se me queme... y además cocina, plancha, barre... Esto sólo lo puede entender una mujer, ¿a que sí? Un beso!
ResponderEliminarVamos a ver. Pedir que tengas que seguir atendiendo a alumnos desde casa es como decirle al médico que siga atendiendo a sus pacientes en casa chateando. ¿Dónde queda la vida privada? Por tu higiene mental debes acabar con ello. A nosotros nos ponían un trabajo, teníamos que consultar un montón de libros en la biblioteca y nos teníamos que espabilar nosotros.Esta política es mala para el profesor porque lo esclaviza y es mala para el alumno porque lo hace idiota; no sabe dar un paso sin ir de la mano del profesor. Enseñar es guiar hacia las preguntas y el camino de las respuestas, no darlo todo hecho. Así, no se motiva nadie; claro. Si es que es anti-natura.
ResponderEliminarQué razón tienes, al final se mete uno en una vorágine enfermiza. Absolutamente de acuerdo con tu comentario, de la primera a la última palabra. Tenía pensado empezar a cambiar el rumbo, salirme de un camino que me esclaviza y variar, o al menos poner el freno. Ese es mi propósito de cada al curso que comienza, a ver si soy capaz de cumplirlo o me pasará como con los propósitos de mejorar mi inglés, o ponerme en forma. GRACIAS
ResponderEliminarYo me he quedado en el gmail, el blog para el aula (no pongo cosas más que un promedio de dos veces por semana), entrar de vez en cuando en el facebook (que no me entero mucho) y, eso sí, horas y horas de búsquedas de recursos, pero empiezo a pensar que tanta tecnología no da la felicidad que los maestros buscamos. Te comprendo, de hecho, alguna noticia oí sobre un colegio americano que se había planteado recuperar más pizarra de tiza y habilidades como coser o cocinar y dejar la informática para edades desde los trece años...
ResponderEliminarQuerida María, has escrito algo relevante "tanta tecnología no da la felicidad que los maestros buscamos". La solución no está en los recursos, la búsqueda del éxito en el proceso enseñanza-aprendizaje debe centrarse en variables humanas. Motivación, empatía, actitudes, socialización. La clave es quizás la relación profesor-alumno. Quizás deberíamos centrarnos en la humanización y no en la tecnocracia. Creo que al final las máquinas pueden llegar a ser una barrera entre seres humanos, entre profesor y alumno. Desenchufar cacharros y acercarnos a ellos.
EliminarUn abrazo y gracias por comentar
Hola Lagartija! Tu post me resulta alentador. Soy profesora de filosofía y discuto el optimismo tecnológico desde hace años. Rechazo twitter, pinterest, los blogs y muchas aplicaciones tecnológicas más porque no le he encontrado sentido en mi materia. He pensado y repensado qué usar y cómo y me quedé con dos o tres herramientas (aclaro que he cursado una maestría en Tecnología Educativa) que me gustan y, a menudo, reflejan resultados interesantes. Por ejemplo, los foros son lugares de trabajo riquísimos para el debate. Bien, me quedo con ellos desde hace largo rato y cambio las preguntas constantemente.
ResponderEliminarLa tecnología al servicio de lo que quiero enseñar y no, al revés. Conclusión: tu valentía me alienta a seguir con estas ideas y a difundirlas porque hasta ahora me quedaba en un rinconcito a salvo de fundamentalistas diversos. Me acerco a los alumnos, planifico las clases, pienso estrategias y enchufo los cacharros. ¿Te parece bien ese orden?
Un abrazo
Querida Patricia, tu planteamiento me parece muy correcto, así como el orden en que haces las cosas. Gracias por comentar! Un saludo :-)
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