Deseo sexual y fantasías



El principal "órgano" sexual es la fantasía, tanto en el hombre como en la mujer. La fantasía estimula el deseo y éste nos impulsa a la búsqueda de su satisfacción a través del orgasmo. La capacidad para fantasear y el número de veces que lo hagamos puede llegar a condicionar la calidad de nuestra vida sexual.

No es lo mismo fantasía que deseo. La fantasía es la representación mental del deseo y éste es el impulso biológico desencadenado por aquélla. El deseo es algo físico, se siente en todo el cuerpo, principalmente en los órganos sexuales y anticipa el orgasmo. El deseo es el ardor que nos hace buscar el orgasmo, bien con uno mismo o en pareja. El deseo se desencadena tras una fantasía, un estímulo repentino o puede ser propiciado por la mera y natural necesidad física.

La fantasía es la elaboración mental del deseo, la historia que recreamos en nuestra imaginación y que nos hace estar predispuestos para el acto sexual. La fantasía se elabora con nuestros gustos, y se adorna con los accesorios que hemos ido recopilando a lo largo de nuestra vida, extraídos de lecturas, películas, vivencias. La fantasía nos permite cumplir nuestros deseos y añadir elementos extravagantes. La fantasía es esa película porno en la que somos guionistas y protagonistas.

Hay mujeres capaces de elaborar fantasías a cada momento y de llegar al clímax recreándolas, incluso sin necesidad de estimulación física. Una fantasía puede ser altamente perversa e "inmoral" y por ello es algo que jamás nos plantearíamos hacer en la vida real. Circunscrita al ámbito de la imaginación es excitante, pero plantear llevarla a la realidad puede provocar rechazo, incluso repugnancia.

La fantasía es ese lugar íntimo y obsceno, sin regulación moral, que no conviene compartir; ese lugar en el que sólo hay espacio para uno ya que puede darse la circunstancia de que la pareja se muestre crítica y provoque sentimientos de culpa. Una fantasía debe ser vivida y recreada en un momento erotizante, pero su confesión y exposición en una situación cotidiana, puede matarla.

Que no salgan nunca del cofre en el que guardamos nuestros íntimos secretos, pues pueden evaporarse. Igual ocurre si en alguna ocasión se intentan poner en práctica. La vida real carece del mimo y cuidado con que deben ser tratadas. Ninguna mujer que fantasee con situaciones de dominación, desea ser dominada en la vida real. Ninguna mujer encuentra excitante el sexo forzado, aunque en la soledad de su alcoba ser masturbe fantaseando con una situación así.


Las fantasías más habituales entre las mujeres tienen que ver con las siguiente situaciones:

Sexo con desconocidos, en situaciones de promiscuidad sexual. Suele ir unido a la satisfacción que produce el sentirse irresistible y altamente deseada. Tiene un alto componente exhibicionista. 

Sexo con otras mujeres. Es una de las fantasías más comunes, sin que ello tenga nada que ver con una orientación homosexual, sino más bien con un juego entre amigas. 

Encuentros sexuales con uso de fuerza y dominación. Fantasías bondage, sado masoquismo, sumisión, etc. Se trata de la fantasía que mayor rechazo puede originar en la mujer el sólo hecho de imaginar cumplirla.

Sexo oral. Recibirlo o realizarlo. Para muchas mujeres una práctica de este tipo en la vida real genera rechazo, aunque en su imaginación encuentra sumamente erotizante esta práctica.

Sexo con dos o más hombres, o sexo con anteriores parejas.



Las fantasías más habituales en los hombres son:

Trío con dos mujeres. Es probablemente la fantasía más recurrente en los varones. Ser capaz de seducir o enamorar a varias mujeres y que ellas se desvivan por complacerle. Una fantasía de este tipo aumenta la autoestima en quien la elabora.

Encuentro con una mujer que ejerce una profesión: enfermera, policía, maestra y viste con un uniforme sexy. Se trata de una fantasía propia de quien le gusta dotar de un componente lúdico a sus juegos amorosos.

Ver masturbarse a una mujer. Lo que convierte en algo tan erotizante una escena de ese tipo es el hecho del reconocimiento de que la mujer tiene deseos y busca satisfacerlos.

Sexo con una mujer sensiblemente más mayor o más joven que él. En ocasiones el hombre fantasea con ser maestro; en otras, con ser discípulo.


Diferencias entre las fantasías femeninas y las masculinas:

Las fantasías femeninas son más elaboradas que las masculinas, llegando a recrear ambientes y situaciones cargados de ornamentos. La fantasía femenina puede llegar a tener estructura de película, mientras que la masculina suele ser una sucesión de escenas sin nexo de unión. 

La fantasía masculina puede tener aspectos fetichistas relacionados con objetos, lencería, prendas de vestir, etc. 

Si la mujer es capaz de fantasear que realiza el acto sexual con otra mujer, el hombre, al contrario, suele rechazar escenas de ese tipo, ya que, por un condicionante cultural/social, siente que con ellas pone en riesgo o duda su hombría.

DESEAR es AMAR... AMEMOS



Lagartija
Lagartija

Políticamente incorrecta. Lic. en Filosofía y CC. de la Educación. Profesora. Psicóloga. También escribo en infohispania.es

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